Filósofo advierte sobre la “transhumanidad” que se fomenta y conduce a la deshumanización racional

SANTO DOMINGO. – La “transhumanidad” se alimenta de los logros de la robótica, la cibernética y de las aplicaciones científicas en “todos los dominios que tocan a nuestra humanidad, de modo que, poco a poco se va orquestando una deshumanización racional”, indicó el filósofo Gilbert Kieffer, durante un conversatorio organizado por el Centro de Estudios de Economía de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode). Kieffer, con un doctorado en filosofía por la Universidad París X-Nanterre, destacó que solo una pequeña parte de la sociedad posmoderna está en condiciones de percibir los cambios cualitativos que experimenta la humanidad actual, época en la que lo tecnológico sustituye al sujeto, “gracias a la cibernética, la robótica y un sinnúmero de recursos electrónicos que comunican a las personas entre sí de manera instantánea, en cualquier parte del mundo”. El escritor francés llamó a una resistencia para evitar que el ser humano termine como “una reserva zoológica, quedándonos como objeto de curiosidad para una humanidad más avanzada”. Explicó, además, que el hombre mismo está a punto de volverse robótico, por el efecto del tercer totalitarismo – según la formulación de Antoine de Saint Exupéry, en su última carta al general X- “en el que se evidencia un bienestar material, que nos convierte en esclavos modernos de una globalización que trasciende el individuo, porque no tiene dimensión democrática”. Kieffer aclaró que “ahora estamos en un cambio de sociedad, de civilización, de una mutación completa. Hay computadoras, internet y conocimientos que se desarrollan con una velocidad exponencial, hay una nueva humanidad que está a punto de tomar la dirección del mundo por la inteligencia artificial y la robótica”, por lo que consideró que la transhumanidad también es una ocasión positiva. “Va a pasar por un proceso de maduración, pienso, y la segunda fase de esta maduración va a tener que pensar de nuevo a la esencia del hombre anónimo existencial”. Durante su ponencia también se refirió al hombre anónimo, el cual, afirma, se divide en tres: El hombre anónimo existencial, el global y el de élite. El primero, dijo, soportará el golpe de la realidad, mientras que el segundo será víctima de la propaganda (el anuncio de la crisis), y el último hombre será el que triunfará. David Pimentel, miembro del Centro de Estudios de Economía, ofreció las palabras de bienvenida a la actividad y dio paso a la presentación del expositor. El filósofo cubano Eliades Acosta moderó la sesión de preguntas. Las reflexiones del filósofo tuvieron como punto de partida su más reciente ensayo: “El hombre anónimo: del humanismo a la transhumanidad”. La publicación tiene dos prólogos. El primero, del poeta y político Tony Raful, quien sostiene que el autor nos “advierte del peligro de la transhumanidad, que constituye la meta de la posmodernidad, nos recuerda el superhombre nietzscheano, que desarticula la fragilidad del hombre anónimo, su poder creativo, restableciendo la búsqueda del poder absoluto en el ser finito, cantera de monstruos”. Jottin Cury hijo, autor del segundo prólogo, valora que pese a “la vertiginosa rapidez con…

SANTO DOMINGO. – La “transhumanidad” se alimenta de los logros de la robótica, la cibernética y de las aplicaciones científicas en “todos los dominios que tocan a nuestra humanidad, de modo que, poco a poco se va orquestando una deshumanización racional”, indicó el filósofo Gilbert Kieffer, durante un conversatorio organizado por el Centro de Estudios de Economía de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode).

Kieffer, con un doctorado en filosofía por la Universidad París X-Nanterre, destacó que solo una pequeña parte de la sociedad posmoderna está en condiciones de percibir los cambios cualitativos que experimenta la humanidad actual, época en la que lo tecnológico sustituye al sujeto, “gracias a la cibernética, la robótica y un sinnúmero de recursos electrónicos que comunican a las personas entre sí de manera instantánea, en cualquier parte del mundo”.

El escritor francés llamó a una resistencia para evitar que el ser humano termine como “una reserva zoológica, quedándonos como objeto de curiosidad para una humanidad más avanzada”.

Explicó, además, que el hombre mismo está a punto de volverse robótico, por el efecto del tercer totalitarismo – según la formulación de Antoine de Saint Exupéry, en su última carta al general X- “en el que se evidencia un bienestar material, que nos convierte en esclavos modernos de una globalización que trasciende el individuo, porque no tiene dimensión democrática”.

Kieffer aclaró que “ahora estamos en un cambio de sociedad, de civilización, de una mutación completa. Hay computadoras, internet y conocimientos que se desarrollan con una velocidad exponencial, hay una nueva humanidad que está a punto de tomar la dirección del mundo por la inteligencia artificial y la robótica”, por lo que consideró que la transhumanidad también es una ocasión positiva. “Va a pasar por un proceso de maduración, pienso, y la segunda fase de esta maduración va a tener que pensar de nuevo a la esencia del hombre anónimo existencial”.

Durante su ponencia también se refirió al hombre anónimo, el cual, afirma, se divide en tres: El hombre anónimo existencial, el global y el de élite. El primero, dijo, soportará el golpe de la realidad, mientras que el segundo será víctima de la propaganda (el anuncio de la crisis), y el último hombre será el que triunfará.

David Pimentel, miembro del Centro de Estudios de Economía, ofreció las palabras de bienvenida a la actividad y dio paso a la presentación del expositor. El filósofo cubano Eliades Acosta moderó la sesión de preguntas.

Las reflexiones del filósofo tuvieron como punto de partida su más reciente ensayo: “El hombre anónimo: del humanismo a la transhumanidad”. La publicación tiene dos prólogos. El primero, del poeta y político Tony Raful, quien sostiene que el autor nos “advierte del peligro de la transhumanidad, que constituye la meta de la posmodernidad, nos recuerda el superhombre nietzscheano, que desarticula la fragilidad del hombre anónimo, su poder creativo, restableciendo la búsqueda del poder absoluto en el ser finito, cantera de monstruos”.

Jottin Cury hijo, autor del segundo prólogo, valora que pese a “la vertiginosa rapidez con que se suceden los acontecimientos en la postmodernidad”, siempre aparecen personas como Kieffer, que “hacen una pausa en el camino de la efímera existencia para detenerse a observar” los fenómenos analizados en el manual”.

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