¿SUPONEN LAS CRIPTOMONEDAS UNA AMENAZA PARA LA HEGEMONÍA DEL DÓLAR?

El artículo de Carlos Peña Horcajo es una colaboración recibida a través del Centro Dominicano de Relaciones Internacionales (CDRI).

Una aproximación al mundo de las criptomonedas: origen y evolución

La revolución tecnológica ha venido para quedarse. Si bien hemos notado un gran incremento de la productividad con la aplicación de maquinarias y tecnologías del más alto nivel, que han permitido aumentar el nivel de vida de la población y la producción; o más recientemente, y acelerado por la pandemia, la implantación del teletrabajo que permite a las empresas, por ejemplo, reducir costes asociados a las infraestructuras. Por ello, resulta interesante analizar un factor que, al igual que el teletrabajo, se asentó con el pandemia del Covid-19, confirmando una tendencia previa: los pagos de manera virtual, con una nueva alternativa aparentemente libre y mayoritariamente descentralizada: Las criptomonedas.

Las criptomonedas son, como las define el Banco Santander (2021) “un activo digital que emplea un cifrado criptográfico para garantizar su titularidad y asegurar la integridad de las transacciones, y controlar la creación de unidades adicionales” cuya inexistencia de forma tangible o física implica que sean almacenadas en una cartera digital. Resulta necesario hacer un recorrido efímero por la relación entre dinero y tecnología para llegar a entender el potencial del blockchain y las criptomonedas, y su aplicación y usos financieros.

¿Quién desarrolló el Bitcoin? La persona, grupo de personas o entidad se registró bajo el nombre de Satoshi Nakamoto, con un seudónimo cuya identidad sigue siendo un misterio. La gran ventaja e innovación del blockchain es que, debido a la tecnología, soluciona la forma de intercambiar valor. Los intercambios se realizan a través de un software conocido peer-to-peer, que genera un seudónimo que tiene una difícil trazabilidad (aunque el usuario puede revelar esa información). Aquí radica una de las principales bases del anonimato de las criptomonedas. A finales de octubre de 2008, se publica “Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System”, por Nakamoto. El documento detallaba la tecnología en la que se iba a apoyar para operar y un protocolo con una política para regular la creación y distribución de esa moneda. Es decir, prácticamente el documento estaba diseñando una política monetaria propia.

El instrumento que permite verificar y ratificar la seguridad son los nodos, que deben pactar entre ellos sobre quién validará una transacción para añadirla al bloque. Queda registrada la transacción y establecida como válida, y a partir de ahí los nodos de la red cuentan con una copia de la información registrada. Aquí reside la clave de la descentralización, pues al carecer de un organismo central que sea el que de manera discrecional seleccione que bloques son añadidos, se hace necesaria la aplicación de esos métodos criptográficos.

¿Quién se encarga de validar las transacciones? Los mineros, que cuentan con un grupo de ordenadores integrados en los nodos y se encargan de validar las transacciones de la red, obteniendo como contrapartida una recompensa. Por ello, la labor de estos mineros (cuyo nombre es referencia a los mineros que buscaban oro) resulta fundamental.

Los mineros pugnan por descifrar el contenido de la información, validar las transacciones y volver a encriptarlo, lo que será añadido que al libro de contabilidad. Tras finalizar el trabajo de los mineros, queda registrada en un bloque nuevo esa información, que será añadida al Blockchain y a sus nodos replicantes, generando de esta forma una copia inquebrantable, sin posibilidad de modificación. Para ver un ejemplo, veremos como es el proceso en la más conocida de las Criptomonedas, el Bitcoin.

Los bloques de Bitcoin son minados cada 10 minutos, mediante la resolución de los problemas por parte del minero, que al sellar el bloque en las cadenas de bloques, quedando de manera perpetua. El minero que logra minarlo y establecer el bloque toma como recompensa una parte de lo minado, en función de la criptomoneda.
Por ello es fundamental la existencia de una compensación económica justa para quien presta el servicio de minería, absolutamente imprescindible en este proceso.

Al no ser recompensado de manera justa los mineros, se han producido otras caídas de grandes páginas webs que seguían este protocolo, pues sin la capacidad de ofrecer incentivos económicos, los mineros cada vez resultaban en menor número. Bitcoin soluciona este inconveniente, pues con cada minado, son distribuidos nuevos bitcoins. Por ello, esto ha causado un gran interés y los mineros han seguido trabajando con la finalidad se seguir viendo recompensado su trabajo, siendo una de las causas del crecimiento de Bitcoin.

La más conocida es el Bitcoin, que puede llegar a ser utilizado como un valor refugio, como medio de evitar las espirales inflacionarias que pudieran surgir de políticas económicas inadecuadas practicadas por los países. Al estar esta criptomoneda descentralizada, no hay ninguna organización o institución que la respalde de manera oficial, sino que son los usuarios quienes ajustan el precio en función de la oferta y la demanda que haya en cada momento, pudiendo ser utilizada por este motivo con carácter especulativo.

Las funciones de las criptomonedas son variadas; si bien Bitcoin se sitúa como un activo de reserva y especulativo fundamentalmente, se puede considerar por su técnica como la más básica de las criptomonedas. Por ejemplo, como ha expuesto BBVA (2018), Ethereum aporta la posibilidad de realizar contratos inteligentes, que serían firmados de manera criptográfica, y que sería otro paso más en este proceso de la revolución tecnológica.

Cómo pueden condicionar las criptomonedas la hegemonía estadounidense

La influencia que pueden tener las criptomonedas a la hora de influir en las políticas monetarias puede ser total, y, por ejemplo, la Unión Europea ya se ha puesto manos a la obra para tratar de competir con este nuevo agente distorsionador. Para este fin, se ha estado trabajando en la creación de un Euro Digital para que el momento de aumento de la digitalización de la economía que llevará aparejado al revolución tecnológica no suponga graves trastornos para el entorno monetario de la UE, que podría llegar a ser desbancada por este tipo de activos descentralizados.

El proyecto de la UE, potenciado por el BCE, sería un proyecto centralizado y que no tuviera el anonimato que proporcionan las demás criptomonedas, pues no sería necesario. La seguridad sí resultará un factor dominante, y por ese motivo, como apunta Sanz se empezó a trabajar en los conocidos como Central Bank Digital Currencies , que son “centros para investigar el desarrollo de investigaciones sobre monedas virtuales de banca central”.
El BCE parece no haber entendido el problema de fondo que se plantea con las criptomonedas; lo que se quiere, hasta el momento, más que su uso para hacer pagos de una manera más cómoda, que actualmente es bastante frecuente con el propio euro actual, es usar un nuevo activo como elemento para realizar inversiones. Por tanto, el Euro digital no responde a estas expectativas, pero sí se verá afectado por las burbujas creadas por estos activos, al no existir hasta el momento regulaciones verdaderamente reales y estrictas.

Además de la amenaza de las criptomonedas que sobrevuela al Euro, hay otro importante acontecimiento que puede desembocar en un golpe mortal al dólar; la implantación de una moneda, cuyo respaldo institucional sea ofrecido por Rusia y China. Esta idea, que supondría un vuelco en las relaciones internacionales. Los primeros pasos de manera oficial se dieron con el anuncio del Petroyuan, anunciado en septiembre de 2017 por China, con apoyo de Rusia, con la finalidad de desplazar al dólar como moneda de reserva internacional. Antes, como escribe Baños (2017), resulta interesante ver otro intento de desplazar al dólar de su hegemonía, y sobre todo en lo que se materializó aquel intento.

Para seguir con el desarrollo de esta moneda impulsada por China y respaldada por Rusia, se hace necesario comentar que en 2018, concretamente en marzo los contratos de petroyuanes para futuros de petróleo comenzaron a ser emitidos por China. Pero, ¿podría este mecanismo tumbar al dólar? Para poder derribarlo, el verdadero golpe que podrían preparar China y Rusia, dada la acumulación de oro que tienen, es la emisión de una moneda respaldada por el oro, y que, dada la situación y capacidades de los países, podría ser completamente virtual. ¿Puede haber relación entre el aumento de las criptomonedas como refugio, y el de esta moneda? Sin dudas, que la moneda de reserva fuera una aparentemente descentralizada, tumbaría este proyecto; pero las represalias serían también enormes en Estados Unidos, que perdería ese potente instrumento de hegemonía llamado dólar…aunque no lo perdería para pasar a manos de sus más directos rivales.

En el  gráfico vinculado a la publicación podemos ver las reservas de oro estimadas.

Como podemos ver en el gráfico, de los 10 países cuyas acumulaciones de oro son mayores, 5 son europeos, y 4 forman parte de la Unión Europea, superando la suma de todos ellos a la de Estados Unidos. La llegada de un mundo multipolar cada vez resulta más evidente, debiendo estar la Unión Europea bien preparada para los cambios que se generarán. Por ejemplo, la superpotencia pujante, China, comenzó en 2013 un proyecto de gran ambición, que, como exponen Valderrey y Lemus (2017), significaría un fuerte impulso al comercio internacional entre Asia, Europa y África, con la construcción de potentes infraestructuras que servirán para conectar estos tres continentes de una manera más veloz y segura.

Además, estiman que podría llegar a vincular a un total de sesenta países, que alcanzaría alrededor de cuatro mil millones de personas. El aumento del comercio entre China y Europa, además de África, puede suponer un importante impulso a las economías globales, además de resultar un relevante cambio de paradigma en la economía mundial, pues sería un paso decisivo de China para derrocar a Estados Unidos. China también puede aprovechar para incitar a los países al uso de su moneda, en lugar del dólar, como método para garantizar las inversiones que serían dedicadas a mejorar las infraestructuras claramente deficitarias de zonas de Europa del Este y de África, que al aumentar su nivel de vida y su consumo, demandarán un mayor número de productos chinos. Para poner en perspectiva el brutal cambio que puede suponer esta ruta de la seda, citaremos algún dato más aportado por Valderrey y Lemus (2017), como la disposición del China Development Bank, que habría declarado estar preparado a inyectar cerca de 900 billones de dólares americanos en el proyecto, o Asia Infrastructure Investment Bank y el propio gobierno de China podrían desplegar otros 40 billones. La consultora PwC estimó un gasto hasta 2016 de 250 billones de dólares en procesos que tienen una clara vinculación con esta nueva ruta de la seda.

Por tanto, las criptomonedas ¿podrán desbancar a Estados Unidos como moneda de reserva, asentando un duro golpe así a la economía estadounidense y a sus instrumentos de estabilización? ¿El efecto será el contrario, es decir, evitar que países como China que muestran un claro crecimiento económico que cuestiona cada vez más el papel líder de Estados Unidos, no puedan llegar a poseer esta herramienta? Mientras que estas dos superpotencias se erigen como rivales en una nueva guerra fría, hasta el momento caliente en términos económicos con los aranceles mutuos y restricciones, no debemos olvidar el papel del Euro, que en teoría debería ser también un rival a añadir a este actual duo, con el fin de convertirse en la moneda reserva internacional.

Por ello, las criptomonedas pueden suponer un tremendo impedimento a la hora de aplicar políticas monetarias tradicionales, especialmente las keynesianas, o políticas de ganar competitividad vía devaluación monetaria, pues los capitales habrían encontrado un lugar, una entidad supranacional, desde la cual podrían manejar y someter a los estados y condicionar sus políticas bajo las amenazas de mover los capitales a otros países que ofrezcan más incentivos, o no supongan una depreciación de su fortuna. Por ello, como veremos a continuación, los Estados ya se han estado preparando para evitar su sumisión hacia estas aparentemente incontrolables, libres y anónimas alternativas, cuya cabeza más visible es Bitcoin.

Carlos Peñas Horcajo

Fuente del artículo: Consejo Dominicano de Relaciones Internacionales (CDRI)

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